“No puedo autorizar lo que Dios ha prohibido, pero tampoco impedir lo que el Altísimo ha permitido”. Con este mensaje lanzado en 2022, el rey de Marruecos puso en marcha la segunda reforma de la Mudawana o Código de Familia, cuya primera revisión marcó un hito modernizador al inicio de su reinado. Mohamed VI tuvo que emplazar al Gobierno en septiembre del año pasado para que se pusiera manos a la obra tras meses de parálisis para actualizar una legislación que permite la poligamia y tolera el matrimonio de niñas. En calidad de Comendador de los Creyentes, con atribuciones de líder religioso, el monarca de la dinastía alauí impulsó la creación de una comisión integrada por juristas, teólogos y representantes de la Administración para recoger las iniciativas de partidos, ONG y de la sociedad civil en general.
Las propuestas para la reforma de la Mudawana fueron presentadas hace un mes al primer ministro, Aziz Ajanuch, quien las remitió de inmediato al palacio real. Desde entonces su contenido, considerado confidencial, sigue sin hacerse público. La prensa marroquí, que ha filtrado algunas de las iniciativas, interpreta este silencio como un anticipo de que el rey se dispone a efectuar un arbitraje ante una normativa que amenaza con reabrir la brecha entre los sectores conservadores religiosos y laicos progresistas de la sociedad marroquí.
“Hay que incorporar ante todo el principio de igualdad recogido en la Constitución y la supremacía de los tratados internacionales ratificados por Marruecos, al igual que hay que adaptar el texto legal a las mutaciones de la sociedad”, advierte de entrada la veterana feminista Nuzha Skali, que fue diputada por el Partido del Progreso y el Socialismo cuando se enmendó por primera vez la Mudawana. “Nos encontramos ante un proceso democrático, ya que al final será el Parlamento el que apruebe la reforma legal”, destaca esta dirigente de la izquierda y exministra de la Familia. Pero la misma Constitución, aprobada en 2011 en plena efervescencia de la Primavera Árabe, consagra el islam como religión del Estado, bajo el “espíritu de la sharía [ley islámica]”. Skali considera que el soberano está interviniendo en el arbitraje de la revisión de la Mudawana en su doble función de Comendador de los Creyentes y garante constitucional de derechos y libertades.
Las festividades religiosas y los viajes del monarca parecen haber afectado al calendario legislativo. Mohamed VI regresó a Marruecos la semana pasada tras la visita privada a París ―donde su madre, Laila Latifa, se encuentra hospitalizada―, que emprendió al término de las celebraciones de Ramadán, según informa la prensa marroquí. El monarca no había viajado a la capital francesa desde septiembre del año pasado, cuando tuvo que retornar a Rabat con urgencia tras el terremoto del Atlas, que causó cerca de 3.000 muertos. Entre el 4 diciembre, cuando efectuó una visita oficial a Emiratos Árabes Unidos, y el 15 de enero, estuvo ausente del país magrebí en un viaje privado que le llevó a las islas Seychelles y a Singapur.